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miércoles, 24 de agosto de 2011

Anzhi, el nuevo milagro de Suleiman Kerimov han fichado a etoo y va a cobrar 2283 euros la hora



Hasta hace medio año, pocos aficionados al fútbol habían oído hablar del Anzhi. Hoy, el nombre de este club de la república rusa de Daguestán está relacionado con algunos de los traspasos más sonados del verano. Pero, ¿qué hay detrás de este pequeño equipo de fútbol?

Como es habitual, un inversor millonario. Aunque a Suleiman Kerimov no le hace falta publicidad, precisamente. Ocupa la posición 118 en la Lista Forbes de 2011, gracias a una cuenta corriente tan lustrosa como la de Silvio Berlusconi y cada vez más cerca de la de Steve Jobs, por ejemplo.

Kerimov, nacido en Derbent, la segunda ciudad de Daguestán -la primera es la capital, Makhachkala, donde se radica el Anzhi- ha hecho fortuna con el petróleo y el gas, los metales preciosos y los fertilizantes en la nueva Rusia del siglo XXI. Pero en su tierra, la hagiografía oficial destaca su naturaleza filantrópica. Quizá su visión de la vida cambió cuando, a finales de 2006, sufrió un grave accidente mientras conducía su Ferrari Enzo, un modelo de más 700.000 euros, por el exclusivo Paseo de los Ingleses de Niza. Kerimov sufrió importantes quemaduras, de las que se recuperó en un proceso lento y doloroso. Desde entonces, ha donado ingentes cantidades de dinero a diversas causas benéficas.

El Anzhi es su última debilidad. Un club con sólo 20 años de vida y apenas un partido en competición europea. Lo jugó el 27 de septiembre de 2001, en primera ronda de la Copa de la UEFA, y cayó ante el Rangers por 0-1. La eliminatoria se jugó a partido único, en Varsovia, debido al clima de inestabilidad que ya entonces se vivía en Chechenia, república vecina a Daguestán. Ambas se ubican en la volcánica zona del Cáucaso.

Tras aquella temporada, el Anzhi pasó siete años en segunda. Regresó a la Premier rusa en 2009. Pero, en realidad, su nueva vida comenzó en enero de 2011, cuando el club fue adquirido por Kerimov. Un mes después fichó a Roberto Carlos. Luego llegaron Jucilei da Silva -prometedor mediocentro que ya ha sido internacional absoluto con Brasil - y el marroquí Mbark Boussoufa, dos veces futbolista del año en Bélgica con el Anderlecht. Este verano, han aterrizado en Makhachkala el húngaro Balazs Dzsudzsak -previo pago de 14,5 millones de euros al PSV holandés- y el ruso Yuri Zhirkov, que salió del Chelsea de Roman Abramovich por una cantidad similar.

Migajas comparadas con los casi 100 millones de euros a los que, entre traspaso y ficha, se irá la 'operación Etoo', y con el megalómano proyecto de Kerimov para el Anzhi, que incluye la construcción de un nuevo estadio, con capacidad para 40.000 espectadores, en el que se prevé invertir otros 200 millones. El reto es la Champions y se trata de tener un recinto adecuado a las exigencias de la UEFA. Es decir, en condiciones para recibir a Barça, Madrid, Manchester United o Milan.

De momento, el Anzhi es cuarto (ayer ganó 2-1 al Dínamo) en la Premier rusa. Sus estrellas viven y entrenan en Moscú, a más de 2.000 kilómetros, y sólo se desplazan a Makhachkala, en avión, los días de partido. El dinero de Kerimov minimiza los riesgos de vivir en una república en la que, aunque en menor escala que en la vecina Chechenia, la insurgencia se hace notar. Y, desde hace cosa de medio año, también el fútbol.

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