NEGREDO 2 MALAGA 1

La eliminación europea del jueves había dejado en la afición sevillista una sensación de preocupación, ya que, resultados aparte, todas las señas de identidad del equipo de Nervión habían desaparecido. Tan sólo tuvo que pasar un minuto para ver que lo ocurrido ante el Hannover había sido un mal espejismo que dejará al Sevilla sin Liga Europa, pero que no debe influir para nada en el transcurrir de los sevillistas en la competición doméstica.

Y es que prácticamente con el pitido inicial llegó el primer tanto de los de Marcelino. Y lo más importante, con una jugada que es el abc de este equipo. Jugada por la derecha de Navas, centro al área y remate de Negredo. Tanto que espantó las malas sensaciones y que dejó a las claras que el delantero sevillista continúa al mismo nivel excepcional con el que terminó la temporada pasada.

No quedó ahí el peligro del Sevilla. El cuadro local aprovechó el golpe anímico que le supuso el gol al Málaga para seguir buscando la portería rival con un juego rápido y directo por las bandas. Tanto Perotti como Navas se mostraron muy activos y fueron el complemento ideal para un Negredo inconmensurable. Todo lo que tocó el nueve sevillista fue sinónimo de peligro, todo lo contrario que el Málaga, que sólo fue capaz de contrarrestar el empuje de los de Nervión a partir del minuto 20, eso sí, con un juego demasiado lento como para hacerle daño al Sevilla.

Los de Marcelino no bajaron el nivel y se plantaron varias veces más ante un Caballero que no pudo hacer nada en el segundo tanto de Negredo. El delantero, ahora desde fuera del área, batió al guardameta visitante y prácticamente finiquitó un partido que olía a goleada. Y así pudo ser si no llega a estar acertado el meta visitante y si el Sevilla no se llega a relajar tanto en la segunda mitad.

Porque tras el descanso los de Nervión bajaron dos o tres marchas su juego, nivel que, aun así, les dio para tener totalmente controlado el partido. Los hombres de Marcelino se limitaron a esperar a un Málaga bastante decepcionante —muchos lo señalaban como el candidato número uno a la tercera plaza— y a salir de vez en cuando a la contra. Planteamiento, por otro lado, que les valió para no pasar apuros e, incluso, aumentar su ventaja en el marcador, pero Caballero le sacó un balón imposible a Negredo. Pero no matar los partidos tiene el inconveniente de que en una jugada aislada te compliquen. Y eso es lo que le ocurrió al Sevilla. Cierto es que en ningún momento peligró la victoria, pero una obra de arte de Cazorla a balón parado trasladó el nerviosismo a la grada durante los últimos diez minutos.

Todo lo que no hubiera sido una victoria sevillista habría sido injusto, porque los hombres de Marcelino se mostraron en todo momento superiores a los de Pellegrini. Los tres puntos sirven para comenzar con buen pie la Liga y, sobre todo, para empezar a olvidar el duro varapalo de la eliminación europea. Ahora, con el parón liguero, la incógnita será ver si finalmente llega el punta que reclama Marcelino. El miércoles a las doce de la noche se saldrá de dudas.