MEJOR EQUIPO ANDALUZ: SEVILLA FC

jueves, 1 de septiembre de 2011

ESTO NO ES UNA LIGA, ES UN DUELO

La huelga de futbolistas se desconvocó hace seis días y la disputa de una sola jornada liguera ha hecho estallar un problema por todos conocido: la presunta mejor Liga del mundo es una Liga de dos. El campeonato que presenta en sus fotos estelares a Messi, Xabi, Cristiano, Iniesta y Falcao, designados los cinco mejores jugadores de Europa, únicamente tiene dos aspirantes al título. El Barcelona goleó 5-0 a un equipo de Champions, el Villarreal. El Real Madrid endosó seis dianas a domicilio al histórico Zaragoza, inmerso en una Ley Concursal que afecta a once clubes profesionales del fútbol español. Quedan 37 partidos por jugar a cada uno de los veinte contendientes y dieciocho de ellos compiten por ser tercero, por ocupar plaza de Europa League o por no descender. Las dos primeras posiciones nacen ocupadas. El Sevilla y el Villarreal han reanudado una batalla por conseguir un mejor reparto televisivo, negociado conjuntamente, que elimine estas diferencias.

El problema es que los contratos televisivos individuales fueron un objetivo que persiguieron los equipos cuando, en abril de 1996, Antonio Asensio y Antena 3 contrataron particularmente los derechos de veinticinco entidades por 180 millones de euros al cambio (30.000 millones de pesetas). Todos quisieron ganar más dinero, sin pensar en los demás, en la época de vacas gordas. Rompieron el contrato conjunto que existía desde 1992 y cada uno negoció por su cuenta. Al principio fue bien. Pero los pinchazos del Pago Por Visión (PPV) pusieron a cada uno en su sitio.

En 1996 se rompió el grupo
Directivos de la Liga Profesional y del Real Madrid que vivieron aquel cambio en aquellos tiempos expusieron a ABC la historia de una revolución: «El plan de saneamiento de 1990 decretó que la Liga Profesional asumía la deuda de los clubes con Hacienda y el Banco Hipotecario, que dio créditos para la remodelación de los estadios en el Mundial 82. La Liga negoció conjuntamente, desde entonces, los contratos de televisión. Canal+ tenía ese monopolio, hasta que Antonio Asensio y Antena 3, en 1996, comenzaron a comprar derechos de televisión de los clubes con el fin de romper el monopolio de Sogecable. Los equipos saldaron sus deudas y negociaron individualmente sus acuerdos. Comenzó el PPV. Y las plataformas digitales supieron qué clubes interesaban más. Es la razón por la que Real Madrid y Barcelona tienen ingresos más altos».

Europa negocia más unida
Ahora, las distancias entre los dos colosos y el resto han marcado un abismo durante quince años que ahora es difícil de eliminar. Los grandes no piensan ceder ahora un sistema de cobro que los demás implantaron.

Los propios clubes españoles acabaron con un convenio más igualitario que negociaba la Liga como un todo. Un modelo que se acercaba al de la Premier inglesa, pionera en estas operaciones.

Inglaterra reparte un 50 por ciento de los ingresos entre los veinte participantes, un 25 por ciento se concede según la clasificación de cada temporada y el otro 25 por ciento depende de los acuerdos entre las entidades y la televisión. La Liga francesa otorga el 50 por ciento entre todos, el 30 por ciento por clasificación y el 20 por los convenios televisivos. La Bundesliga y el Calcio aplican un sistema similar.

«La culpa es nuestra»
Sevilla y Villarreal lideran un grupo que desea alcanzar un reparto como los que se realizan en el resto de Europa. «Nuestra Liga es la mayor porquería del mundo», dice José María del Nido, presidente sevillista. «Dos clubes sustraen el dinero de la televisión de los demás», ataca. «La brecha económica está matando al fútbol español», indica Fernando Roig, alma mater del Villarreal. Es otro de los dirigentes que se ha subido al carro de la denuncia.

El presidente del Atlético, Enrique Cerezo, puso el dedo en la diana ante este periódico. Su club es el tercero por ingresos, ganados por los pinchazos en el PPV, y no recurre a la demagogia fácil: «La culpa no es ni del Madrid ni del Barcelona, la culpa es de todos los demás, que no hacemos nada por cambiar la situación».

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